Este próximo viernes 12 de julio a las 19:30 horas, se celebrará en el Monasterio de Santa María de la Piedad (Descalzas), la Misa de Acción de Gracias por la beatificación de Sor Maria del Carmen Lacaba y sus trece compañeras. Dicha beatificación tuvo lugar el pasado 22 de junio.

El Vaticano desde el Papado de San Juan Pablo II, y tras la modificación en 1983 del  Código de Derecho Canónico, “Normae Servandae in inquisitionibus ab episcopis faciendis in causis Sanctorum”, vigente hasta entonces, que establecía un plazo mínimo de cincuenta años antes de presentar los procesos en Roma, ha impulsado numerosas causas de beatificación y canonización, que comenzaron a partir de 1987, fueron muchas las víctimas- mártires de la Cruzada o mártires de la Guerra Civil, como nuestras Hermanas Mártires Concepcionistas Franciscanas.

Los trabajos para su Beatificación se iniciaron en junio de 2002 y la causa diocesana fue clausurada en febrero de 2010. Las actas se enviaron a Roma, y el 15 de enero del 2019 El Papa Francisco I autorizó el decreto para su Beatificación, al Cardenal Giovanni Angelo Becciu, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. El Pontífice ha concedido la promulgación de los decretos que reconocen las Virtudes heroicas de las Religiosas Martires Concepcionistas Franciscanas de la Orden de la Inmaculada Concepción (O.I.C) que fueron nombradas Beatas el 22 de junio del 2019 en la Catedral de la Almudena de Madrid.
El camino hacia la Santidad fue comenzado con la promulgación de las  virtudes heroicas, y al otorgarles el título de “Beatificación”, si se logra obtener “un milagro” llegaran en el futuro próximo a ser proclamadas definitivamente “Santas”.

En 1936, fueron expulsadas de su monasterio en  C/ Sagasti, Monasterio de San José en Madrid, y se refugiaron en un piso de la C/ Francisco Silvela, nº 19 – hoy esta calle lleva su nombre en su honor C/ de Las Mártires Concepcionistas- en Madrid- allí fueron descubiertas. El 7 de noviembre de 1936 cuando bajaban a refugiarse en el piso del entresuelo, un grupo de milicianos entró preguntando por las monjas, habían sido denunciadas por una portera de un edificio vecino. Las sacaron a todas y las subieron a un camión. Nunca más se supo de ellas.

Cayeron víctimas, por el gran delito de amar a Dios. Las razones de su muerte solo se comprenden a la luz de las palabras de San Juan Pablo II “Las religiosas murieron por el Evangelio, por la persona y la causa de Jesús, por la fidelidad a la fe, por sentirse confesas hijas de la Iglesia. Y al morir, al igual que Cristo,  perdonaron de corazón a quienes les causaban la muerte.”

Franciscanas, que moristeis con valor, seducidas  del candor, de la Limpia Concepción. Al Buen Jesús consagrasteis vuestro grande y puro amor, concedednos vivir firmes, nuestra excelsa vocación. Y sea todo y por siempre, para Gloria del Señor. Amén.”

– M. Mª Isabel del Carmen Lacaba Andía

-Sor Mª Petra Pilar de los Dolores

– Sor Mª Eustaquia de la Asunción

– Sor Mª Balbina de San José

– Sor Mª Guadalupe de la Ascensión

– Sor Mª Beatriz de Sta. Teresa

– Sor Clotilde Campos Urdiales

– Sor María del Santísimo Sacramento

– Sor Mª Juana de San Miguel.

– Sor Mª Basilia de Jesús Díaz Recio

“SOIS ROSAS ENSANGRENTADAS”

Sois rosas ensangrentadas de blanca y pura belleza,

reflejo de la pureza  de María Inmaculada.

Esposas, fieles de Cristo,

Mártires Concepcionistas Franciscanas,

que valientes, escalasteis , las cimas del  sacrificio.

Recorristeis presurosas,  con sencillez y fervor

desde vuestra vida oculta, las huellas del Redentor.

Sois rosas ensangrentadas, de blanca y  pura belleza,

reflejo de la pureza de María Inmaculada.

Las balas abrieron la puerta , a quienes llenas de amor,

se entregaron generosas, en  aras de inmolación.

Celebramos, muy gozosos, con la Iglesia comunión,

vuestro triunfo, vuestra gloria, con la Beatificación.

Sois rosas ensangrentadas de blanca y pura belleza,

reflejo de la pureza  de María Inmaculada.

Vuestra Orden tan amada,  pide en ferviente oración,

seguir cantando en la tierra, alabanzas al Señor.

No olvidéis a vuestra Patria, España, tierra mariana,

que en la vida os acogió, bajo El Manto de María,

que este siempre protegida del Divino Corazón.

Sois rosas ensangrentadas, de blanca y  pura belleza,

reflejo de la pureza de María Inmaculada.